Mi papá siempre entraba a la guardia de los hospitales.
Sin aire o con la nariz sangrando.
Mi papá no cuidó jamás su salud.
Mi papa solo cuidaba a mi madre y de nosotros, sus hijos.
Mi papá no daba cuenta de que la ropa que usaba era vieja o estaba rota, mientra sus hijos tuvieran; el se conformaba.
A mi papa no le gustaban los regalos, o tal vez nunca acerté en lo que de verdad el quería.
Mi papa no apreciaba tanto a los animales, hasta que se encariñaba y los trataba como hijos.
Mi papa utilizaba internet, jugaba al Candy y siempre me pedía vidas.
Mi papa fue mi mejor amigo.
Mi papa era honesto, y lo padeció toda su vida.
Mi papá nunca se enojaba, simplemente fruncía el ceño y se iba disgustado.
Mi papa muy pocas veces me grito.
Mi papa hacía bromas y ponía apodos a todo el mundo.
Mi papa no tenía “dos hijos y una hija”, tenía “dos perros y una chola”.
Mi papá se fue en otoño, de los brazos de mama.
Mi papa entraba a la guardia de los hospitales. Tenía 57 años.
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